Crucero atracado en el muelle de trasatlánticos con el puente de Rande al fondo.
Vigo. Muelle de Beiramar desde una de sus calles transversales
Un grupo de turistas espera a pie de barco el inicio de su visita a la ciudad.
Vigo permanece amarrada, inmóvil, pasiva ante una posindustrialización que la mantiene en estado de shock. (Pero en Navidad está iluminada por 11 millones de leds)
La iglesia del convento del Barrio del Cura, de libre acceso a su interior
En sus barrigas transportan automóviles que no tienen más opción que llegar al puerto en camión. La fábrica de automóviles de Vigo es la única de Europa que no tiene conexión ferroviaria.
Semáforo en el cruce de Beiramar con la calle Coruña.
Viviendas en la avenida de Beiramar, en Vigo
Entre telas protectoras se conserva el edificio de la conservera de Bouzas en Vigo
Restaurado en los astilleros Cardama, el Hidria es un aljibe de vapor que sobrevive en el muelle de Bouzas.
Bouzas almacena miles de redes que esparcen los arrastreros por aguas de todo el planeta.
Desde que se cerró en 1980, nadie ha conseguido recuperar el edificio. Cuarenta años de degradación.
Vigo, megayate atracado en el muelle de trasatlánticos.
El estado de estas popas revela mareas y mareas de de pesca en mares muy alejados de las costas de Galicia
Portalón de entrada al astillero Hijos de J Barreras en Vigo
Arrastrero amarrado en el muelle de Bouzas, en Vigo
La ciudad va expandiendo su urbanismo caótico por las colinas que la rodean.
Barreras lleva años aportando más material a la crónica de los escándalos que a la crónica de sus éxitos tecnológicos.
Para ser artista en Vigo hay que convertirse en autor de alguna de las megaobras que cumplen su función como trampantojos de los centenares de medianeras que salpican todas las calles de la ciudad
Desde este edificio se dirige la ciudad. Para bien y para mal.
La mezcla de usos de como resultado escenas confusas.
Ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo.
Y de hecho, la ciudad es el reflejo de su actividad portuaria.
Vigo combate el feísmo con murales y con pintura, con mucha pintura. El resultado es el que es.
Allí, al fondo, la ermita del monte Alba sirve de puesto de vigilancia que da fe de todo lo que se mueve en la ciudad.
El casco vello de 2022.
Ahí están, como cada tarde, lanzando hilo en el puerto del Berbés.